Esta mística cueva se encuentra en Manresa, a 66 km de Barcelona, y muy cerca de la montaña y el Monasterio de Montserrat.
Está en un lugar muy especial con vistas a la montaña de Montserrat, donde en 1522 Ignacio de Loyola se retiró durante 11 meses en penitencia para orar y escribir. Quedó fascinado por su belleza, por su ubicación junto al río Cardener y por la amabilidad de sus habitantes que tomaron cuidado del pobre peregrino que había bajado de Montserrat con sandalias.
Fue aquí donde San Ignacio de Loyola tomó notas para sus «Ejercicios Espirituales», el texto fundacional de la orden religiosa jesuita fundada en 1540.